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· Los bautistas y su música (46)

 © 2025 Josep Marc Laporta

Inicios de los años setenta

1969 terminó con la propuesta encima de la mesa de la Junta Directiva de la UEBE de un campamento de música para el siguiente año. La solicitud provenía del misionero y músico José Mefford, que en una carta expuso la petición. El séptimo y último punto del acta de la reunión directiva lo reflejaba en estos términos: «Carta del Señor Mefford: El Señor Mefford solicita por carta la reserva de la última semana de julio del año 1970 para un campamento de música. Aprobado tener esto en cuenta cuando confeccionemos el programa de actividades de verano». Veinte años más tarde, cuando Mefford escribía sus memorias en El Eco bajo el título ‘Reflexión’, mencionaba aquel primer campamento de música que, aunque aislado en el tiempo, fue una primera piedra en el camino de la educación ministerial en la alabanza a Dios comunitaria: «Cuando organizamos en Dénia el primer campamento nacional de música –hace no sé cuantos años…, muchos…–, el hermano Puig y su Coral asistieron en pleno y fueron realmente la base de cuanto se hizo en dicho campamento. Luego se celebraron otros campamentos de música, algunos dirigidos por el misionero Errol Simmons y ahora, últimamente, por Elies Cortès…, pero en todos estos, Pere Puig y su familia han colaborado magníficamente, y los resultados de sus esfuerzos son muchos y buenos». Realmente, aquel primer campamento de música de 1970 solo duró cuatro días, en los que la Coral Al·leluia, además de ser el grueso del campamento, aportó las composiciones a interpretar. Pere Puig asumió la dirección coral, y José Mefford, la espiritual y devocional. Junto a la Coral asistieron algunos jóvenes de Xàtiva, València, Madrid y Alcoi en un número aproximado de quince. 

En los años setenta se popularizó un ‘corito’ de campamentos que José Mefford había compuesto en parte a finales de los sesenta y cuyos ecos y remembranzas aún resuenan: ‘Bellos paisajes, el mar sereno’. Entonado muy entusiásticamente por los niños y jóvenes que asistían a la Residencia Montgó en Dénia, el canto era una llamada de convocación a los programas estivales y un magnífico medio musical de cohesión y unión de los campamentistas.

Bellos paisajes, el mar sereno,
          le dan a Dénia encanto sin igual.
          Mi voz elevo con gozo inmenso,
          por las bellezas que el Señor nos da.
          La suave brisa, el claro cielo
          al Reino amado me hacen recordar.
          Los compañeros que he conocido
          el alma mía nunca olvidará.
          Cuánto te amo, oh campamento,
          por los momentos que pasé en ti.

El ímpetu creativo de los jóvenes bautistas, junto al devenir de los tiempos, empezaron a trastornar algunos de los tradicionales modelos de himnológicos. Mayo del 68, la cultura pop, el movimiento hippy y el desarrollismo de la época fueron determinantes en la sociología popular y, consecuentemente, eclesial. Los cambios propiciaron nuevos estilos musicales y grupos de estilo pop –llamados en la época ‘conjuntos’– que empezaron a aparecer a partir de 1966. Los pioneros: Proa surgió de la Iglesia de la EEB Bona Nova de Barcelona; y Buenas Nuevas fue una colaboración de distintas iglesias, impulsado por Ambròs Monsó de la EEB Bona Nova. Junto a ellos, otros grupos como Shalom de Terrassa y Sabadell o Paz de Albacete inauguraron una nueva época en que poco a poco la música pop se introduciría en las iglesias.

Aunque de los llamados ‘conjuntos’ de música pop daré más detalles en el próximo capítulo, por lo general se observa cómo la vida musical de las iglesias de aquellos años tenía una sana vitalidad, tanto como expresión de alabanza a Dios como de unión y comunión, especialmente entre la juventud. Prueba de ello es la Iglesia Bautista de Badalona, que el 4 de abril de 1970 celebró una gran velada artístico-musical organizada por la Unión de jóvenes «que dejó plenamente satisfecha a la gran concurrencia de hermanos y amigos presentes en la misma». En un programa nutrido de intervenciones, se pudo escuchar al Trío Cristiarmonik, al dúo Magdiel de la iglesia la Nativitat de Terrassa, al dúo Natdón, a la pianista Ana Cortès, al cantante Pascual Haro, al violinista José Pernas acompañado al piano por Pedro Puig y, como participación especial, la Rondalla Cultural de Badalona, que aceptó la invitación al acto en representación secular. En febrero del siguiente año y en la misma iglesia, un nutrido grupo de jóvenes norteamericanos de la Base de Torrejón de Ardoz «deleitó a los presentes con un extenso repertorio de himnos cantados con enorme alegría y el desenfado propio de la juventud» En Alacant y tras cinco bodas en lo que iba de año, el 14 de junio de 1970 tuvo lugar el enlace matrimonial de Manuel Iturralde Nadal y María del Carmen Cortés Cebrián. El novio, experimentado músico y director de Voces de Sión, tuvo «el obsequio de un cántico especial» de su cuarteto, y asimismo del coro de la iglesia, «que colabora en cada boda».

Un hecho significativo sucedió el 12 de octubre de 1971. El Seminario Bautista inauguró por primera vez su curso regular en Madrid, que en lo sucesivo se reuniría en las dependencias de la iglesia Emanuel, a la espera que en dos años se terminara la construcción de las nuevas instalaciones en Alcobendas. En el magno culto que se celebró en la iglesia de la calle General Lacy, participaron Gerardo A. McNeely (1924–2017) como director del seminario, Carlos W. Whitten (1922-2018), presidente de la Comisión correspondiente, y los pastores Juan Luis Rodrigo (1923-2008), José Núñez (1922-1993), Máximo García (1938-), Julio Marañón (1940-), Samuel Herbert Cockburn (1916-2010), Tomas Law (1928-1980), Joaquín Pastor (1916-1977), José Borrás (1927-2002), Enrique W. Schweinsberg (1910-1996) y Rafael Bustamante (1926-2007). Para la ocasión, el coro de la Primera Iglesia Bautista de Madrid, dirigido por Miguel Fernández Clemente (1931-), interpretó dos composiciones: ‘Alcancé salvación’ y ‘Yo quiero ser cristiano’, además de acompañar a la congregación con el himno ‘La causa es tuya’. Seguidamente se puede escuchar la interpretación de ‘Dios, yo quiero ser cristiano’.

En 1971, la XIX Convención Bautista se celebró en Dénia con la participación del «coro de Alacant con un acertado repertorio, el cantante y solista de trompeta Dick Baker […] y la siempre acertada y puntual música de don José Mefford». Por otra parte, en Sumacàrcer, el entierro de la joven Amalia García Francés de 19 años, que en meses precedentes reconoció a Jesucristo como su Salvador, fue un acto de gran relevancia en una población donde años atrás un pariente cercano de la difunta fue enterrado a las dos de la madrugada con el único acompañamiento de la familia y de la guardia civil. «En traje de gala y precedida por la bandera municipal, marcando el paso iba la banda de música del pueblo, cuyo director y maestro es el propio padre de la joven fallecida, dando una impresionante solemnidad a la mortuoria procesión con el sonar de sus trompetas y el repicar de sus tambores». Y en el mismo año, Cartagena recibió la visita del trío de trompetas The Ohman Brothers, que, junto a Voces de Júbilo y el coro de la Iglesia, actuaron en la Casa Municipal de Cultura ante 250 personas y donde «cinco almas decidieron seguir a Cristo».

En el siguiente vídeo se puede escuchar una grabación de la misma época de The Ohman Brothers, entonando uno de sus más característicos himnos: Count Your Blessings; en castellano ‘Bendiciones, ¡cuántas tienes ya!’.

También en 1971, la famosa cantante norteamericana Willa Dorsey visitó España en misión de apostolado, en compañía de 230 tejanos, actuando en diferentes ciudades y congregaciones bautistas y, especialmente, en el centenario de la Iglesia Bautista de Alacant. La revista denominacional reprodujo una entrevista concedida al periódico Información de Alicante mediante la periodista Pirula Arderius Cases (1940-), con un preliminar resumen de su trayectoria y apunte a su celebridad social: «su prestigio en América es tal que fue llamada a participar en actos tan importantes como el entierro de Robert Kennedy y la toma de posesión del presidente Nixon». La primera pregunta de Arderius apuntaba a su voz:

«–¿Cuáles son las características técnicas de su voz?
          –Mi voz es un poco ‘jaleosa y ‘estruendosa’. Soy muy exigente con las grabaciones porque nunca quedo satisfecha de cómo quedan. Yo no soy una autoridad para poder juzgar mi voz.
          –¿Qué tesitura vocal alcanza?
          –Tres y medio.
          –¿Interpreta solamente negros espirituales?
     –No, he dado algunos conciertos especiales en colegios, universidades, facultades y televisión, donde he interpretado además algunas arias.
          –¿Y el jazz, no le atrae el jazz?
          –No, no. El jazz no.
          –¿Llega al público europeo la esencia del género que usted interpreta?
        –Sí llega, sí. Esto ocurre en Europa y en todas las partes del mundo. Cuando empiezo a cantar, la gente aplaude y esos aplausos significan una solidaridad con la problemática de mi raza a través de las letras de mis canciones. Siempre me piden que cante en inglés, aunque yo puedo hacerlo en tres idiomas. Estas cosas me han ocurrido también hace pocos días en Barcelona.
         –Abolida la esclavitud, hoy su raza tiene otros problemas. ¿De qué forma se recoge esto en la música?
      –La música espiritual negra se mantiene fiel a su tradición y seguimos expresando así nuestros sentimientos. La juventud de hoy tiene una forma distinta de ver las cosas.
          –¿No hay protesta por la represión racial?
        –En esta música no puede haber expresión de resentimiento, sino de amor a Dios. La música es un don de Dios y debe expresar bondad, paz y amor por el prójimo.
          –Pero hay una realidad social.
          –Hay ya un desarrollo en el que se van dulcificando estas diferencias raciales.
          –El pueblo americano siente debilidad por sus ídolos, aunque éstos sean de color. Este es el caso de Samy David Jr., Nathalia Jackson, M. King, Luis Amstrong, Casius Clay y el suyo propio. ¿Es real este sentimiento? ¿Lleva consigo un resentimiento por parte de los no privilegiados?
       –Es una pregunta inteligente. Aún cuando hubiera algo de real, hay que procurar mantenerse en calma para no llegar a perder la felicidad. Ante cientos de autoridades yo canté públicamente el día de la Independencia, después repetí actuación en televisión con cuarenta millones de espectadores. Interpreté ‘Dios bendiga a América’ y el Himno Nacional. El hecho fue recogido en los mayores rotativos americanos y los telegramas se recibieron a miles, tanto los dirigidos a autoridades como a mí personalmente. Claro que algunos periodistas no tomaron correctamente mis palabras.
           –¿Qué dijeron?
       –Que si bien era cierto que la situación de mi raza no era buena, las cosas iban prosperando…
           –¿Qué ocurre entre las personas de su raza cuando uno prospera?
           –Pues que los demás nos sentimos felices.
           –¿Qué opina del Black Power como movimiento?
          –Yo no creo ni en el poder de los negros ni en el de los blancos. Solamente creo en el poder de Dios. El problema está en que la gente no acepta la intervención de Dios que quiere que amemos a nuestros semejantes. Estoy convencida de que llegará el día en que todas las rodillas se doblarán ante el Señor, que es la máxima autoridad. El hombre recogerá lo que siembra. Nuestra esperanza no está en la Tierra ni en los hombres, sino en Dios, por eso levantamos nuestros ojos y le cantamos a Él.
          –Pero no todos los de su raza son tan resignados como usted…
         –El problema es relativo, no es tanta la opresión… En Georgia más del setenta por ciento de los millonarios son negros, tienen sus facultades y sus universidades. Yo creo que Dios bendice a la gente negra. He estado en la ciudad de M. L. King, soy amiga de la familia y no es una ciudad de pobres precisamente. Hay más de doscientos alcaldes negros en América. Por otra parte, muchos de los postulados de M. L. King se están realizando ahora; no es tan mala nuestra situación.
          Y todo esto lo dice con su voz increíble, con una inmensa humanidad, con una gran fe».

En el siguiente vídeo, Willa Dorsey interpreta el conocido himno His Eye Is on the Sparrow, de Civilla D. Martin y Charles H. Gabriel.

Episodios personales con la música como parte del guión de vida se sucedieron en los inicios de los años setenta. Desde la Iglesia Bautista de Córdoba, Ángel Suárez daba fe de su profundo cambio espiritual al escribir un artículo en El Eco Bautista bajo el título ‘Yo canté para el mundo’, rezumando también algunos detalles sociológicos de la época:

«…Unos amigos de un barrio de esta ciudad cordobesa en que habito me invitaron un ‘buen día’ a presenciar un ensayo de tipo ‘yeyé’. La invitación fue suscitada porque sabían de mi afición a la música; tenía mi guitarra y me pasaba horas y horas rasgando acordes con el consiguiente abandono de mis quehaceres. Bien pronto captaron mi afición e interés y fui solicitado para tomar parte en un ‘conjunto musical’. […] Todo lo vencía mi ilusión, el afán de ‘llegar’, el ansia de ‘triunfo’. Sobre esto recibí severas advertencias de mi padre al que jamás concedí un voto de confianza, pese a sus amonestaciones y consejos. Hoy lo veo todo claro y aunque a él nunca le mostré mi ‘brazo torcido’, bien sé que se ha dado cuenta de mi vuelta a la verdad y elocuentemente calla con el gozo de un padre que ve volver a un hijo… […] Mi vida era ir y venir, sin pararme; al igual, no se paraba mi mente ni mi espíritu tenía sosiego. Ansiaba sólo las grandes cosas, la mejor guitarra. Y llegó el día en que la obtuve. Me sentí orgulloso de poseerla, pero aquella felicidad fue fugaz. Entonces comencé a divagar preguntándome constantemente: ‘Dónde está la felicidad? ¿Acaso es un mito? […] Recuerdo una noche, lejos del hogar paterno, extenuado por el cansancio de toda una noche de vigilia bajo la pesadez de acorde tras acorde y zumbido tras zumbido de los ensordecedores amplificadores, que más que echado sobre el lecho, era ‘tirado’, ya que mis fuerzas físicas y morales se derrumbaban. Miraba la vida con verdadero asco, situándome yo en medio de aquel hormiguero humano lleno de placeres y cosas pasajeras. La carrera hacia la meta siguió; me arrastraba un sinfín de ideas confusas, desordenadas, amontonadas y mezcladas con nuevos discos, ensayos hasta la total extenuación y de nuevo a soñar despierto con el éxito, la fama, el dinero… […] Terminada aquella temporada de verano, regresé a casa. Uno de mis tres hermanos me invitó a ir al campo con los jóvenes de la Iglesia Bautista de Córdoba. Para ‘alentarme’ me habló de una chica simpatizante que cantaba muy bien. Me animé y, guitarra en ristre, me uní al grupo. Al llegar al punto de reunión sufrí una gran decepción pues la chica en cuestión no había acudido. Es su lugar me esperaba Jesús, que ya había planteado Él nuestro ‘primer’ encuentro en serio. En verdad que me impresionó la forma de ser felices de aquellos jóvenes. Al día siguiente se bautizaba una de las chicas que conocí en el campo, en la excursión. El Pastor, que siempre va en cabeza, me invitó. Yo acepté por curiosidad. Y asistí, guardando gratos recuerdos de aquel día. La chica aquella dio su testimonio, el Pastor hizo un llamamiento a todos aquellos que quisieran dejar el mundo y seguir a Jesús. Un gran impacto hizo blanco en mi corazón, pero no podía, ¡era imposible! ¡Cómo abandonar mi ‘carrera’! Todo acabó aquella tarde entre plácemes y caras emocionadas, alegres, irradiantes los rostros de todos, menos el mío, que quería y no podía. […] trascurrieron 23 días, ¡no lo olvido!, veintitrés de lucha interior, hasta que mi decisión, mi entrega al Señor fue definitiva y coronada con el gran éxito de mi vida, mi ‘mejor actuación’».

En 1972 apareció ‘Música Jove’ un cancionero en catalán confeccionado por el músico y arquitecto Ambròs Monsó Celma (1952-), de la EEB de la Bona Nova, con una edición de 150 ejemplares financiada por Adolf Monsó Cabré (1926-2012) y con portada de Àlex Cardona Casals (1953-). En una esmerada recopilación de ochenta cantos, destacan diversas versiones al catalán, como la del Fill pròdig de Josep Messeguer y l’Ombra de la Creu de Jordi Roig Cots (1948-1994). También tuvieron cabida varias composiciones de destacados músicos norteamericanos, como Ralph Carmichael (1927-2021), Kurt Kaiser (1934-2018), William J. Reynolds (1920-2009) o Larry Norman (1947-2008). Asimismo, además de realizar la mayoría de las traducciones, Ambròs Monsó incluyó algunas composiciones propias, destacando una de las más conocidas: Soc feliç. El proceso de creación del himnario sufrió las dificultades de edición propias de la época, en un laborioso proceso de escribir cada nota a mano, con tinta china sobre papel vegetal; en este caso con la colaboración de un capitán militar no creyente. Finalmente, la edición estuvo a la venta en la Librería Evangélica de la calle Camelias de Barcelona, además de que una importante remesa fue adquirida por la organización bautista.

En el mismo año en que apareció Música Jove, la Iglesia Bautista de Alacant alquiló un autobús de transportes urbanos para el servicio de su Escuela Bíblica. En los actos, que congregaron a unas 130 personas, tuvieron un día especial, el 14 de abril, con el «coro de la Primera Iglesia Bautista de la ciudad de Panamá. El coro se compuso de 38 voces. Como una parte del coro, unos jóvenes tocaron himnos con campanas de mano».

La cooperación musical entre las congregaciones fue un hábito de comunión y edificación que desde décadas anteriores se había establecido de manera espontánea. En 1973, la Iglesia Bautista de Málaga regaló un armonio a la Iglesia Bautista de Alcoi, trasladándose cuatro matrimonios junto al Pastor y su esposa a la congregación andaluza «donde se nos hará entrega del armónium que aquella iglesia nos ha regalado». En Cartagena, una concentración de iglesias del sureste reunió a unas 250 personas, con la participación, entre otros, del cuarteto Voces de Sión y Francisco Morote Durán (1947-) de Alacant, el grupo Ebenecer de Lorca y el conjunto Proa de Barcelona en el marco del Primer Festival de la Canción Evangélica del Sureste. «Don Jorge-Juan Pastor trajo el mensaje de la mañana sobre el tema de ‘revolución interior’ y al terminar trece personas manifestaron públicamente su deseo de seguir a Cristo». En el Festival «se dieron cinco trofeos: uno para solistas, otro para coros, un premio de consolación y otro para la interpretación con el mejor mensaje». Por su parte, en el barrio del Pilar de Madrid, el 29 de mayo se dedicó un nuevo templo con la intervención «del coro del Barrio del Pilar, el de la Primera Iglesia de Madrid, el cuarteto Voces de Nueva Vida de la iglesia de Usera y la Srta Elisabeth Gil de Avalle de la misión de Granada, actualmente estudiante de canto en el Real Conservatorio de Madrid».

El siguiente vídeo recoge el disco que en 1972 grabó el cuarteto Voces de Nueva Vida, formado por Jesús Zazo de la Torre (1948-2022), Tomás Garralón (1945-1976), Juan Ramón Gandía y Miguel A. Sánchez, con la colaboración al órgano de Miguel Valdés. En la contraportada, se definían así: «Este cuarteto músico-vocal (antes denominado Conjunto Jesurún), cuyo principal objetivo es la difusión del mensaje bíblico a través de la música, viene cantando desde hace algunos años en las iglesias evangélicas de Madrid y otras ciudades colaborando en cultos, conferencias, campañas de evangelización, etc. Los integrantes del grupo son miembros de la Iglesia Evangélica Bautista de Madrid-Usera, y en ella se han formado espiritualmente desde hace muchos años, siendo activos laicos en la actualidad». De los cuatro integrantes, dos de ellos eran profesionales del canto, Jesús Zazo y Tomás Garralón, ambos coristas y solistas en el Coro de Radio y Televisión Española. Por su parte, Sánchez y Gandía eran aficionados con buenas cualidades vocales.

El 12 de octubre de 1973, en la inauguración de la Misión Bautista de Pamplona se desplazaron una cincuentena de miembros de la Iglesia de Zaragoza; «un grupo entusiasta de jóvenes dirigió la música de la congregación, haciendo uso de guitarras y un laúd». En Sevilla, una representación de la Iglesia Bautista de Córdoba tomó parte en el culto de bautismos: «varios hermanos, destacando doña Maruja Blázquez en el canto de un solo, el cuarteto local y el joven Guillermo Suárez (de Córdoba) con su guitarra, muy bien acompañado en el canto por la señora Consuelo Sotillo de Izquierdo, también de Córdoba, precisamente en viaje de novios». En Manresa, Willa Dorsey tuvo un concierto en un cine de la ciudad, con crónicas elogiosas: «Teníamos referencia de Willa Dorsey, de su selecta voz, pero hoy podemos decir que es muy distinto oír y ver a la vez. Su potencia y perfección a todos impulsaron a calibrar su gran talla como cantante. Ha tenido buenas ofertas de grandes empresas, que ha rehusado para no comercializar con su voz, pues considera que es don de Dios y se siente muy satisfecha usándola para su gloria. Dos de sus interpretaciones fueron conjuntas con su hijo Guillermo». Por otro lado, en Xàtiva se puso a la venta el himnario de coritos tan esperado desde hacía un tiempo, con una primera edición prácticamente agotada. «Su bella encuadernación, cubiertas y abundancia de material antiguo y nuevo con sus respectivas referencias musicales, han provocado muchos elogios y felicitación al principal promotor del himnario, nuestro joven hermano Daniel Grau». En Cádiz, el coro de la iglesia, «compuesto por 28 voces y dirigido por la directora, de nacionalidad cubana, Sra. Elisa de Casas», interpretó una cantata de Navidad el día 25 de diciembre, celebrando así «la venida del Mesías, el Redentor del mundo».

En 1973, en Córdoba se celebró el enlace matrimonial de «Ángel Suárez y Matilde Navarro, nuestra organista, para también cambiarse mutuas promesas de fidelidad y amor. […] La música en esta ocasión fue suplida por Jorge Pastor, de Alacant». En otra ocasión del mismo año, el enlace fue de Lorenzo Sotillo Muñoz y María Josefa Navarro García, un servicio que «fue presidido por un profundo sentido de respeto y reverencia, siendo seguido el mismo por todos los asistentes que llenaban completamente la iglesia», adornada con flores. «El acto se vio solemnizado con la interpretación de adecuados cantos de la señora del pastor y don Francisco Morote, de Alacant, como asimismo por el coro de la Iglesia, dirigido por don José Mefford».

En 1974, la revista The Commission, de la Junta de Misiones de la Convención de los Bautistas del Sur de los Estados Unidos, publicó un reportaje sobre Antonio Alcón de Madrid, conductor de autobuses y evangelista desde su asiento laboral, que recibió 15.000 tratados de la Casa Bautista de Publicaciones de El Paso, Tejas, repartiéndolos amablemente a los viajeros que subían a su autobús: «Creo que el Señor quiere que siembre y quizá no seré yo la persona que ha de recoger la cosecha, pero los pongo en manos de las personas» […] No soy predicador, pero llevo el Evangelio en mi cartera y más importante en mi corazón». Por otra parte, «Alcón es musico también, canta y toca el laúd. Cuando él canta en la Iglesia, también da su testimonio personal, juntamente con una explicación del significado del himno. Ha compuesto unas canciones cristianas. Generalmente compone la letra, pero a veces hace letra y música. […] Aprendió a tocar el laúd durante el tiempo que hacía su servicio militar, mucho antes de llegar a ser creyente en Cristo. No quería perder el tiempo, y en aquel entonces decidió aprender a tocar algún instrumento musical, cuando eligió el laúd no pensaba que llegaría a ser de tanta bendición en su vida. Dice: ‘Cuando conocí a Cristo como mi Salvador, toda la vida volvió en una canción nueva’».

La Iglesia Bautista el Buen Pastor de Madrid celebró en 1974 su 58 aniversario del comienzo de la obra en el barrio de la Prosperidad, con el «conjunto Del Río, [que] participó con su juvenil música». Y en la capital catalana «un grupo de conjuntos musicales bajo el nombre Buenas Nuevas dieron un programa en el Casino de Pueblo Nuevo, Paseo de Triunfo, 22, en la ciudad de Barcelona. Sus carteles anunciadores decían: Una sola idea… ¡Jesús! Un solo propósito… ¡Anunciar su mensaje!».

En la capital del estado, las Iglesias Bautistas de Madrid, juntamente con la Asociación de Amigos de la Música de la Universidad de Madrid, presentó un concierto del coro varonil norteamericano Centurymen (hombres del siglo) en el salón de actos del Colegio Mayor Hispanoamericano de la Ciudad Universitaria. The Centurymen era una formación de 42 voces que formaba parte de la Comisión de Radio y Televisión de los Bautistas del Sur de los Estados Unidos, siendo todos ellos profesionales y directores de música sacra en iglesias bautistas pertenecientes a veintidós estados de Norteamérica. Se puede escuchar una interpretación de la misma formación de aquellos años en este vídeo, con el himno At the Cross, en castellano: En la cruz o Me hirió el pecado, fui a Jesús.

La popularidad y excelencia del coro se manifestó en la hora y medio de concierto, puesto que «al finalizar el repertorio programado, el público que había seguido con interés y atención», requirió «con sus aplausos la prolongación del concierto. Los Centurymen accedieron dándonos la propina de una nueva intervención, cantando uno de los himnos más dulces y populares actualmente en las iglesias bautistas norteamericanas y que reflejaba el ambiente manifestado en el local: ‘Hay un dulce espíritu en este lugar, y sabemos que es el espíritu del Señor’». La siguiente interpretación de Sweet, Sweet Spirit por otra formación varonil nos ofrece un poco de contexto a aquellos últimos instantes del concierto, con la particularidad de la presentación de Elvis Presley, emocionado mientras escucha a The Stamps Quartet, en la Elvis on Tour de 1972.

La XXII Convención que se celebró en la ciudad de Badalona en 1974, además de la participación del cuarteto Voces de Nueva Vida de la Iglesia de Usera, contó con el primer himno lema escrito expresamente para la ocasión. Compuesto por el prestigioso tenor madrileño Tomás Garralón Sevilla (1945-1976) con el explícito título ‘Convención’, el canto se interpretó en algunas sesiones, con un elocuente estribillo: «Convención, Convención, soluciones tomaremos, para bien del cristianismo las batallas ganaremos». El himno en tres estrofas es el siguiente:

1. En la viña del Señor
          con amor trabajaremos
          y con fuerza y con ardor
          todos juntos lucharemos.
 
               Convención, Convención,
               soluciones tomaremos
               para bien del cristianismo
               las batallas ganaremos.
 
          2. Del saludo y amistad
          al amor nos llegaremos;
          con paciencia ejemplar
          nuestras fuerzas uniremos.
 
          3. La bandera de la cruz
          al maligno mostraremos;
          con su fuerza arrolladora
          para Cristo triunfaremos.

1974 fue un año lleno de visitas musicales foráneas. Como ya lo había hecho anteriormente en 1972, «el Coro ‘Los Cantores del Camino Único’ de la Primera Iglesia Bautista de Panamá, Florida, cantó en varias iglesias bautistas de España en el mes de abril. En cada sitio dieron una hora de música sagrada». Compuesto por unos veinticinco cantantes, el grupo vocal The One Way Singers estaba dirigido por Errol Simmons (1939-2014), misionero que un año más tarde llegaría a España y establecería la primera Semana de Música regular. Simmons era pastor asociado y director del coro de la Primera Iglesia Bautista de Panamá City, por lo que aquella segunda visita al país significaría un paso más en su llamado a España. En esta ocasión, Errol Simmons cantó como solista algunos números en castellano, instrucción en el idioma que le serviría para su posterior ministerio en el país. La gira de aquel año pasó por las iglesias bautistas de Emanuel en Madrid y las de València, Dénia, Xàtiva y Elche.

Y para concluir los aspectos más relevantes de los inicios de los setenta, dos detalles sociomusicales de la época. En un cuestionario realizado por el Seminario Bautista Español a los alumnos de la promoción 1971-1974, entre varias incisivas preguntas sobre libros preferidos, modelos de evangelismo, el lugar de la familia en el ministerio, las distracciones más habituales, etc., se interrogó sobre cuál era el compositor favorito de cada estudiante. Las respuestas tendieron claramente hacia los músicos clásicos. Carlos-Luis Saavedra apuntó a Beethoven; Sergio Amoedo a la música en general; Juan-Ramón Armesto a Wagner; Leopoldo Vidal Castelltort a Bach y Vivaldi; Miguel Ángel Martínez (1942-) a Handel; y Fernando Vergara (1946-2013) a Beethoven.

Como contexto general de los procesos sociológicos de la sociedad y las iglesias, una encuesta de 1974 a creyentes de congregaciones bautistas noruegas ofreció, entre otras apreciaciones, estos resultados: «sermones más cortos y con lenguaje moderno, más participación de la juventud en el culto, música más ligera, más tolerancia, menos materialismo y más amor».


Bibliografía y documentación


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